8. TESIS
INTRODUCCIÓN
Llegamos al último ejercicio retórico y el más intenso. La tesis se trata
de un tipo de discurso complejo que puede aunar todos los ejercicios que hemos
visto hasta ahora. Es el análisis de un hecho, sin tener en cuenta
circunstancias particulares, sino el hecho en sí mismo, sobre el que se
argumenta para defender una posición.
Según el retórico grecorromano Aftonio (Ἀφθόνιος), “una tesis es un examen lógico de un hecho sometido a observación”. La
palabra es un helenismo, es decir, de origen griego (θέσις), que significa etimológicamente “posición”, “posicionamiento”, o “acción
(-σις) de poner (θε-)”. ¿Poner qué? Poner una
cuestión o tema encima de la mesa; es decir, adoptar esa posición y ofrecer, al
respecto, una opinión al escrutinio público.
Hay dos tipos principales de tesis, según la retórica clásica: las
teóricas, propias de filósofos, y las prácticas, propias de políticos. De las
primeras, un par de ejemplos: “si los dioses se preocupan del mundo” o “si la
tierra es plana”. De las segundas, otro par: “si es conveniente casarse”, “si
es mejor la república o la monarquía”.
Una tesis tiene, como todo texto, que seguir una estructura, que a pesar de
poder variar, podría seguir un modelo como el que proponemos. En él date cuenta
de que se pueden ir engarzando todos los ejercicios de retórica vistos hasta el
momento. La tesis los incluye a todos:
Como bien se aconseja en otras webs sobre
progymnasmata (que te recuerdo que puedes consultar; están enlazadas en la
bibliografía), es importante que, antes de ponerte a redactar tu tesis, sigas unos pasos preparatorios:
elige el tema adecuadamente, e infórmate lo bastante sobre el mismo, elabora un
guion y, solo entonces, desarróllalo como se ha dicho previamente.
EJEMPLOS
Tesis sobre la lectura:
“Leer o no leer; esa es la cuestión”.
“Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por
lo que he leído”. Jorge Luis Borges dixit.
Y es que leer es, de alguna forma, reescribir lo leído. Borges, como su Pierre
Menard, reescribió a Cervantes, y reescribió también a Homero, y a tantos otros
de su biblioteca infinita, por el simple procedimiento de leerlos y releerlos
(bueno, y además también los reescribió de verdad). Borges, el ciego
visionario; Jorge Luis Borges, probablemente el mejor escritor del siglo XX,
acertó a definir la condición primigenia y sine
qua non del autor: la de ser lector voraz. El lector escribe el libro que
está leyendo. El libro tiene tantos autores como lectores ha tenido. La Ilíada puede ser el libro más veces
escrito de la historia de la literatura occidental.
¿Es o no es, entonces, imperativo leer? Pregunta simple y banal, en
apariencia, pero fundamental, si se ahonda un poco y se exploran las diversas
ramificaciones y connotaciones de la cuestión. (Proemio)
Leer es, en primer lugar, una cuestión de necesidad y de justicia. Leemos,
porque somos humanos y somos humanos porque leemos. Es más, lo que de divino
hay en nosotros, lo que apenas nos despega de la zoología, se ejecuta en forma
de lectura. Símbolo de divinidad es la lectura. Invención de un dios, Teut,
según Platón, es la escritura. Y por medio de libros sagrados se comunican los
dioses con nosotros. Portal, por tanto, entre dimensiones, la animal y la
divina, es la lectura, que convierte al ser humano en ese híbrido fantástico
con pies de tierra y cabeza de viento. Es de toda necesidad, pues, la lectura.
(Necesidad). Pero también de
justicia. No hay democracia sin lectores. No se es ciudadano, si no se ha
leído, aunque la ley mienta concediendo el estatuto de votante. Porque leer,
como sabían los griegos, es reconocer; reconocerse a sí mismo y, por tanto,
reconocer a los demás. Ἀναγιγνώσκειν era el verbo ateniense para ‘leer’, pero
significaba realmente ‘reconocer’. ¿Y qué democracia puede funcionar sin
reconocer la humanidad del prójimo y del adversario? Leer es descubrir en el
otro al legítimo oponente o amigo que nos es. Es comprender las razones que no
son las nuestras. Y respetarlas, porque todo lo que se comprende
automáticamente se respeta. Craso error, pues, el de la Bebelplatz. Los
verdaderos lectores no quemamos, en cambio, ni siquiera Mein Kampf. (Justicia).
Lo contrario, en ese sentido, a la lectura es el analfabetismo. Incluso el
analfabetismo funcional, que es el de los que leen sin comprender; el de los
lectores que no leen; el de las lecturas inútiles. Porque aprender las letras
es fácil, pero la lectura no es una actividad simple, como cocinar, jugar a
videojuegos o al dominó o hacer windsurf; los llamados hobbys. No me refiero a
un hobby, cuando defiendo la lectura, sino al acto complejo y difícil pero
imprescindible de comprender el mundo en el que se vive e interactuar con él. Leer
no puede ser una acción para matar el tiempo, sino para resucitarlo y llevarlo
a la eternidad: vivifica las horas muertas. En la dificultad de la tarea reside
su grandeza. (Facilidad/Dificultad).
Pero alguien me replicará: “Me cuentas que la lectura es el pilar de la
democracia, pero la alfabetización no impidió en el pasado la instauración de
dictaduras y el brote de guerras: las dos guerras mundiales, por ejemplo, en el
siglo XX, que fue el siglo más lector de la historia”. Y sí, yo le respondería,
tiene Vd. razón, pero analicemos algunos hechos al respecto: apórteme Vd. un
censo de los combatientes alfabetizados en Verdún, déjeme Vd. ver la biblioteca
del Carnicero de Lyon, enséñeme cómo leyeron las tropas de Stalingrado o El
Alamein. No importa la extensión del alfabeto en nuestras mentes, sino la
calidad de los pensamientos por él vehiculados.
“Pero”, continuará mi empecinado contertulio, “hay múltiples
contraejemplos: Hemingway, Huston, Heidegger, Garcilaso, Manrique, etc.; intelectuales
que militaron en la guerra o apoyaron tiranías”. “Incluso”, proseguirá, “cuenta
la historia con ilustres analfabetos heroicos, como Juan Martín Díez y la
anónima plebe que liberó Madrid en mayo de 1808”. A lo que yo opondré
que todos ellos, desde Hemingway a Garcilaso, pasando por los decimonónicos
analfabetos españoles, son hijos de tiempos iletrados, en los que no cupieron
los valores de la cultura. España expulsó no solo a los franceses, sino a las
luces de la Ilustración. Garcilaso tuvo pluma renacentista, pero espada
medieval. Pero es más, el ser humano es también un ser animal, como he dicho,
y, por tanto, contradictorio: el propio Hemingway, aventurero de la guerra,
escribió Adiós a las armas. Yo
prefiero modelos como ese, de letras, a modelos de acción como el de
Garcimuñoz. Me quedo con Johnny cogió su
fusil, con El tambor de hojalata,
con Matadero Cinco. Me quedo con la
comunicación de la democracia y el sosiego de la paz. (Refutación).
Leer en silencio, como en los monasterios, o en voz alta, como en Grecia, a
solas o en compañía; leer a otros, leer con otros; destripar los libros con
ayuda de la conversación; clubes de lectura, grupos de discusión, lectura en
pareja. Actividades de democracia y paz. Esta buscaba Groucho Marx, diciendo:
“Considero que la televisión es muy educativa. Cada vez que alguien enciende el
televisor, salgo de la habitación y me voy a otra parte a leer un libro”.
Pero leer es más: es un viajar inmóvil en el tiempo y en el espacio;
comunicarse hacia atrás y adelante en el tiempo; telepatizar; multiplicarse e
inmortalizarse. “Leer equivale”, dijo Arthur Schopenhauer, “a pensar con la
cabeza de otra persona en lugar de con la propia”. “Un lector”, añade G.R.R.
Martin, “vive mil vidas antes de morir. El que nunca lee solo vive una”. (Confirmación).
El albor de la cultura surgió con la invención del alfabeto; el hombre no
pudo pensar con claridad hasta el siglo VIII a.C. y solo en el siglo VI a.C.
empezaron los sabios griegos, los 7 sabios y los presocráticos, a organizar el
pensamiento. Ese pensamiento que hoy, no cabe duda, sigue ardiendo gracias a la
leña de la lectura. (Conclusión).
Así pues, oh, lector de este modesto e imperfecto texto, esfuérzate y lee;
con el dolor de cabeza con que Zeus alumbró a Atenea, si es preciso. Pero no te
preocupes, porque pronto pasará y te sentirás más fuerte. Y, si no, aunque solo
sea 50 sombras de Grey o el Lecturas, pero lee. Mejor eso que perseguir
gatos por la calle. (Epílogo).
EJERCICIO
1. Elabora una tesis en torno a un tema en el que tengas interés (hay
algunas sugerencias en el planteamiento inicial de los progymnasmata cuya hoja
se te entregó al principio de la evaluación y que está también en el blog). Es
recomendable que el tema coincida con el que tienes intención de tratar en tu
ejercicio final (discurso final grabado); así matas dos pájaros de un tiro.