EL ORIGEN GRIEGO DE LAS LETRAS LATINAS Y EL ORIGEN PICTOGRÁFICO DE LAS LETRAS GRIEGAS





Entre las muchas cosas que, inteligentemente, los romanos copiaron de los griegos está el abecedario. Nuestras letras proceden de las letras latinas o son prácticamente las mismas, con ligeras diferencias de sonido. A su vez, las letras latinas surgieron de la adaptación de los caracteres griegos. En realidad, es lógico que así fuera, porque Roma, en el centro de la Península de Italia, era vecina de las colonias comerciales que los griegos habían fundado poco más abajo. Concretamente, los vecinos griegos más cercanos de Roma eran los que poblaban la πόλις de Cumas (Κύμη), en la comarca de la actual Nápoles. Estos griegos eran emigrantes de la isla griega de Eubea y hablaban un dialecto griego propio y, asimismo, tenían una forma de escribir su griego ligeramente especial y propia. Eso explica, en parte, las diferencias que hay entre nuestro abecedario y el alfabeto que estudiamos, que era el típico “dialectal” (epicórico) de Atenas.

En el siguiente cuadro verás una comparación de los sistemas de escritura romano y del griego de Eubea. ¿Qué diferencias ves de este último respecto al alfabeto estándar que tú estás estudiando, el ateniense?

SONIDO
a
b
g
d
e
w
ds
h
th
i
k
l
m
n
ks
o
p
k(u)
r
s
t
u
ph
kh
ps
ALFAB. EUBOICO
A
B
Δ
Ε
F
Z
H
Θ
|
Κ
L
Μ
Ν
Χ
Ο
 
Τ
Υ
Φ
Ψ

ALFAB. LATINO
Α
Β
C
Δ
Ε
F
Z
H
-
|
(Κ)
L
Μ
Ν
X
Ο
P
Q
R
S
Τ
V
-
-
PS

Pero la cosa no acaba aquí. O no empieza, deberíamos decir. La escritura no la inventaron los griegos, ni mucho menos. Cuando los griegos aún vivían en estado de semibarbarie, en Oriente ya había civilizaciones sofisticadísimas que hacían un uso intenso de la escritura: los egipcios, los sumerios, los fenicios. Al igual que los romanos, los griegos crearon su alfabeto adaptando los signos de otro sistema de escritura: el alifato fenicio (alef era el nombre de su primera letra). A su vez, los fenicios se piensa que habían tomado su sistema a partir de un sistema egipcio muy antiguo, el protosinaítico (llamado así por haberse encontrado inscripciones con esas letras en la Península del Sinaí, en Egipto).
Pues bien, hasta aquí todos los sistemas de escritura que hemos mencionado (el latino, el griego, el fenicio, el protosinaítico) fueron sistemas alfabéticos. Y el protosinaítico se considera el predecesor de todos ellos. ¿Por qué? ¿Por qué no remontarnos a otro sistema anterior? La respuesta es la siguiente: en el sistema alfabético cada letra representa un fonema. En contraste, están la escritura silábica (cada signo = una sílaba) y la escritura de logogramas (cada signo = una palabra). Pues bien, el predecesor inmediato del protosinaítico, del que este es una adaptación (igual que el latín del griego o el griego del fenicio), es el jeroglífico egipcio; última estación de nuestro viaje al origen de nuestra escritura.

Lo más interesante es que nuestras letras, cada una representando un sonido (consonante o vocal) proceden de antiguos signos que representaban palabras (logogramas) o, dicho de otro modo, ideas (ideograma), y que mantenían con la idea representada una relación de semejanza (pictograma): eran dibujos que representaban una idea.

En el siguiente cuadro se puede ver la evolución de los signos desde el sistema egipcio al sistema griego y romano, pasando por el fenicio, en un proceso de abstracción creciente de los signos, hasta perder toda semejanza con el concepto representado:


                              Cuadro de signos tomado de la web de la Promotora  Española de Lingüística (Proel)

Por ejemplo, el signo de la letra alfa A (sonido /a/) procede de la alef fenicia a (sonido semítico glotálico, con la glotis). El nombre de la letra significaba “buey” en fenicio, y ello porque el signo u había servido en egipcio para representar al buey.


Por su parte, el signo griego beta Β procede del fenicio b bet, que a su vez procedería del pictograma protosinaítico y egipcio b bet, que significaba “casa”, y en efecto parece representar la planta de una casa.

De la misma forma, el signo fenicio m mim, que representaba sonido /m/ y dio origen a la letra M μύ, procedía del pictograma egipcio de “agua” N y de ahí su forma.

E igualmente el nombre del signo fenicio o, ain, cuyo sonido era uno pronunciado en la faringe (consonante faríngea), tenía un significado “ojo” que procedía del pictograma original egipcio y para el concepto “ojo”.

Resumiendo, se puede trazar una línea genealógica entre nuestro abecedario y el jeroglífico egipcio, teniendo en cuenta que el origen de la escritura fueron dibujos para representar ideas (ideograma, pictograma, logograma) y que paulatinamente estos se fueron refinando y estilizando hasta pasar a representar sonidos, lo que hace mucho más eficaz y económica la escritura: con menos signos se pueden representar más ideas. 

Bibliografía (pincha el enlace para más información):
Calvet, L.J. Historia de la escritura: De Mesopotamia hasta nuestros días, Paidós. 
 En el cuadro de la página 135 de este libro encontrarás la serie de símbolos del alfabeto relacionados con sus precedentes orientales (protosinaítico, fenicio) y con su descendiente latino, entre otros. Y en las páginas 134 y siguientes hay información, signo por signo, sobre el origen pictográfico (dibujos) de las letras del alfabeto.
Además, puedes encontrar otros muchos datos interesantes sobre el alfabeto entre las páginas 127 y 171 (para un cuadro del alfabeto ruso, mirar p. 174).


Más bibliografía: 
Haarmann, H. Historia universal de la escritura, Gredos.